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LA CITA

20 Jun

-Quedamos a las cinco y media y aquí estoy.

 Me voy a la mesa que da al parque. Las plantas y las flores dan clima.

¿Será alguno de los estos tipos?

No creo. Le dije que traería un vestido verde suave y cartera haciendo juego.

Me vieron entrar pero ninguno se movió.

-Señora ¿Toma algo?- el mozo interrumpe sus pensamientos.

-Espero a una persona, luego le pido.

Aquel de la izquierda me mira con insistencia. ¡Hum!, no es mi tipo y además me hace acordar a Enrique, ese mentiroso que me dejó por una mocosa que no vale nada. Me dijo que era la hija de su prima, ¡vaya sobrinita! Y como una idiota me lo creí, si no fuera por la portera que me dijo –Señora Gladys, el señor Enrique le está jugando sucio- todavía sería una flor de cornuda.

Mejor pido un café y me enciendo un pucho. No me gusta esperar. Ya empezamos mal.

-¡Mozo, mozo. Un cortado, por favor !

El color del vestido es lo de menos. Le comenté de mis ojos verdes y mi piel blanca, ahora que me miro bien esta piel está un poco ajada. Esta noche me doy un baño de crema y de paso empiezo a hacer gimnasia, estas rodillas huesudas me dan espanto y estas carnes caídas me asustan.

Le hablé de mi pelo rubio rojizo. Parece paja seca pero el color se mantiene.

¡Ay!, será ese que entra. Voy a mirar para otro lado. Que se acerque y se presente.

-¡Disculpe, señorita!

-¡Estee!¿Sí?

-Su cortado.

-¡Gracias!

 No era el que entró. Allí está con el gordo de gris, ese gordo me hace pensar en Juan. ¡Cómo engordó!, cuando lo conocí era un atleta y mirá hoy, es una bola de grasa. ¡Qué lindo era y qué amante! ¡Qué verano pasamos!

Si nos hubiésemos casado hoy sería otra gorda viviendo con un obeso. ¿Quién me quita la tranquilidad que tengo ahora? ¡Nada ni nadie! Fue una simple despedida.

¡Ché, este no viene! ¡Me dejó plantada! Peor para él.

Esta noche entro al sitio web de las solitarias y busco otra cita.

 

 

Al otro lado de la confitería en la mesa contra la columna.

 

 

-Señor, su café. Linda la rubia ¿no?

-¡Eh!  Disculpe estaba distraído y no lo escuchaba.

– ¡Sí!, me di cuenta por cómo la miraba. Me dijo que está esperando a alguien.

-¡Gracias mozo!, ¡vaya!, ¡vaya!

Si no hago así a este tipo no me lo despego más.

Está nerviosa.

 Es un poco huesuda pero la veterana se ve muy bien.

Los fierros y las piedras son de calidad, seguro tiene un lindo bulo.

¡Pucha!

 ¡Qué lástima que este metido me haya tenido en cuenta!

 Si a esta flaca le pasa algo, el mozo seguro me recuerda.

 ¡Mejor la dejo ir!

¡Hoy es tu día de suerte viejita!

Ya encontraré otra víctima.

 

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